Autores
Daniel Cull (Andrew W Mellon Fellow, National Museum of the American Indian 2006-2008)
Marion F. Mecklenburg (Senior Research Scientist, Smithsonian Institution Museum Conservation Institute).
Resumen
El tratamiento a baja temperatura (a menudo denominado incorrectamente “congelación”) de material cultural es un método común para la erradicación de las plagas en museos. Sin embargo, se ha pensado que los objetos compuestos de piel estirada (restringida), particularmente tambores, eran susceptibles a daños debido a tratamientos a baja temperatura. Por lo tanto, este proyecto fue diseñado para estudiar los efectos temperaturas bajas en pieles animales estiradas.
Este estudio examinó el comportamiento mecánico y estructural de las pieles sometidas a temperaturas tan bajas como -40 °C (-40 F). Se analizaron muestras nuevas y envejecidas naturalmente para determinar la resistencia y el módulo de elasticidad de estos materiales, de acuerdo con los protocolos experimentales desarrollados por Marion Mecklenburg en el Instituto de Conservación del Smithsonian Institution Museum.
Quizá el resultado más útil de la investigación fue que los coeficientes térmicos de expansión de las pieles permanecieron bajos a baja temperatura. Se encontró que la humedad relativa permanecía en un nivel relativamente constante mientras la temperatura cambiaba, y los coeficientes térmicos de expansión eran extremadamente bajos; lo que indica que las pieles no se contrajeron o expandieron durante el tratamiento. Además, si bien se descubrió que las pieles eran considerablemente más rígidas a baja temperatura, su resistencia aumentó sustancialmente sin que las pieles se volvieran frágiles.
Este proyecto proporcionó algunos datos útiles y prácticos. No es probable que el tratamiento a baja temperatura del cuero crudo cause daños. A menos que sea extremadamente frágil, la edad de la piel hace poca diferencia a los efectos de la baja temperatura. No se recopilaron datos de material extremadamente frágil, sin embargo, dado que dichos materiales serían particularmente vulnerables al daño de agentes externos, particularmente al manejo, deberían considerarse por separado. Pruebas adicionales sugieren que grandes cambios en la humedad relativa, en lugar de la temperatura, ponen a los objetos en un riesgo mucho mayor que las temperaturas bajo cero.
Este proyecto se llevó a cabo en 2009 como parte de la Beca de Postgrado en Conservación Andrew W. Mellon de Daniel Cull. Los resultados se presentaron en el Instituto de Conservación Smithsonian Institution Museum (MCI) como: Proyecto MCI 6178.